10 de septiembre de 2009

EL GAVILÁN


De los casi cincuenta juegos populares de que doy cuenta en la revista Torre Túrdula, dije que iría poniendo en este sitio todos. Ahí va uno de los primeros, el juego de El Gavilán.



EL GAVILÁN


Continuamos la serie recopilatoria de juegos populares en Llerena. Nuestra intención es publicar aquellos que están más en olvido, para acercarnos a los que, todavía, puede que se jueguen en algún remoto momento de la memoria de unos niños...

También nuestra pretensión es, con estas publicaciones, y esta recogida, iniciada hace años y muy avanzada, casi terminada, encontrar editor y darla en publicación aparte, como otras series de esta revista, de índole etnológica: cuentos, romances, léxico, frases, refranes, dichos, supersticiones, mitos leyendas, instrumentos diversos, ritos, etc. Algo muy avanzado y de material de una tesis. Nada investigado y muy rico y de interés, no sólo para Llerena, sino –como remarcaba Pecellín Lancharro- para la comunidad de Extremadura.

En lo referido al juego de ahora no se han encontrado referencias, como no sean medievales y lejanas: hindúes, chinas, etc. Está desaparecido del uso de nuestros muchachos. Se llama El Gavilán. Con todas esas connotaciones de cazas y cetrerías, cetreros y pájaros volanderos diversos. Un juego más para la vida.

Este juego, como acaso todos, se celebra en un espacio abierto. Preferentemente esas plazas de barrios en Llerena, llenas hoy de coches y artilugios, ya que no de juegos, charlas, trato, paseos y risas. Es otro de los inmensos motivos del rescate de estos juegos populares. Son asunto de ecología urbana, de preservación de la tranquilidad, la naturalidad, la convivencia vecinal, la cultura realmente popular y la belleza. Vayamos al rito.

Reunido un número par de chavales, siempre más de doce, se elige a la madre, echando los pies. Ésta se sitúa en el centro de un corro, bien estirado, que se forma por los jugadores dándose las manos, y en torno a ella.

Luego la madre, al azar, va tocando a cada uno de los jugadores en el corro por cada palabra de la siguiente cantinela o recitado:

Alza petaza, Copetín copetaza, Fue a la fuente, Come, bebe agua, Monta tú encima de éste

El jugador señalado con la palabra sube a horcajadas, o a cuestas, sobre el señalado con éste. Y lo lleva a más de 50 metros del corro. Vuelve a cerrarse el redondel sobre la madre y ésta repite el rito, con la misma canción, en el último jugador que quedó. Así sucesivamente hasta que quede un solo jugador. Ese será El Gavilán. Todos los demás jugadores serán como presas del mismo, y se hayan reunidos, algaraneros y juguetones, en grupo, a esos 50 metros. Entonces la madre dice a voces:
¡¡Allá va mi gavilán Con cinco uñas de gato Cómo no me traigas carne Te mato!!

El Gavilán persigue a los demás, tratando de coger a uno. Los demás corren, se burlan del gavilán, esperan órdenes de la madre. Los que lo prefieren, que son los menos, van y están a salvo si se agarran a la madre. Ésta puede decir:

-¡Hilo colorao!

Y entonces todos los jugadores agarran y zarandean al gavilán y tratan de llevarlo a la madre. Pero con la precaución de que si la madre dice, de pronto,

-¡Hilo verde!

El Gavilán puede atrapar a alguno de los que lo asedian, que quedaría como el castigado.

Así puede pasar un buen rato, haciendo juego con lo de hilo verde e hilo colorao. Hasta que, finalmente, si El Gavilán no atrapa a nadie, la madre opta por decir:

¡Hilo colorao Y a casita con el mandao!

Entonces todos sujetan al gavilán y lo llevan a la madre.

Tanto el jugador que sea atrapado como El Gavilán que se quede (castigado) por no atrapar, son motivos de un castigo que consiste en pasar por una especie de pasillo que forman todos lo jugadores, unos a un lado, otros a otro, lo más corriendo posible, a fin de evitar palmadas, etc. Que nunca deben ser peligrosos, y sobre todo está prohibido escupir. Es más el ruido de las voces de los chavales que los posibles golpes. Y así termina el juego.

Por muy presuntamente bruto que pueda parecer, nunca nada ignominioso ni cruel vi en todo lo que jugué de niño. Al pasar por el pasillo de chavales, corriendo, todo lo más que se daban eran voces, entre Escila y Caribdis, alguna palmada en la espalda y nada más. Uno salía a la otra parte como si renaciera a la vida nueva. Juego iniciático a la madurez.

Que se disfrute con salud.

3 comentarios:

  1. Este juego del gavilán me lo hacía mi abuelo en casa. Yo tengo 27 años y él 86 añitos...supongo que se acordaba de su infancia y me lo hacía cómo si fuera un juego de falda...iba sumando gavilanes y me daba golpecitos en la espalda!!! me ha hecho mucha ilusión saber cómo se jugaba, besos, noelia!!!!

    ResponderEliminar
  2. bueno, Noelia, a mí me haría más ilusión saber si tu abuelo es de Llerena o cerca, por tener un dato del juego, y si sólo es propio de aquí y eso..., encantado que te haya gustado y ya sabes mi mail en mi perfil, por si me amplias la información, que te agradecería muuucho...
    besos

    agustín

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En Granada, en los barrios, también se cantaba y jugaba de forma parecida

      Eliminar

Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.